Analizar Dishonored no ha sido fácil para mí por la cantidad de sentimientos encontrados que me ha causado. Recuerdo que la primera vez que supe del juego captó mi total atención. Luego comenzarían a verse los primeros vídeos y mi opinión se fue reforzando por ese dulce veneno que llamamos “hype”. Ahora con el juego en mis manos, la visión objetiva y la pasión subjetiva han estado peleando por ver quien salía victoriosa. No ha sido fácil, pero aquí lo tenemos.

Dishonored nos sitúa en Dunwall, baluarte de un imperio en decadencia, comido por las ratas y la peste; y en la piel Corvo Attano, el Lord Protector, cuyo cometido, como su nombre indica es proteger la vida de la Emperatriz, Jessamine Kaldwin y su hija, Emily. Desgraciadamente fallarás en tu tarea al ser tomado por sorpresa por unos misteriosos asesinos que matarán a la Emperatriz y secuestraran a su hija. Toda la culpa caerá sobre ti e irás directo a la cárcel, esperando a ser ajusticiado. Allí descubrirás que Hiram Burrows, antiguo Maestro de Espías, y el Decano Supremo Campbell, han sido los artífices de todo. Pero también descubrirás que aun tienes amigos, que te ayudarán a escapar, y poner fin a todo el mal que Burrows (ahora Lord Regente) y Campbell han causado, limpiando así tu nombre.

Más adelante en la historia conocerás al Forastero, un extraño personaje que te concederá poderes sobrenaturales, al que te irás encontrando a lo largo del juego, y que sinceramente es el más carismático y particular, a pesar de ser un total enigma.

A pesar de que la historia no es nada sorprendente (admitámoslo, ya hemos visto la misma trama de conspiraciones una y otra vez) no deja de tener algo que te atrae y te empuja a seguir adelante y descubrir todo lo que oculta. Hay que reconocer todo el trabajo que se ha llevado a cabo para hacer de Dunwall un universo vivo a base de notas, libros, diarios y demás escritos. Esto consigue crear un trasfondo rico aunque no tan vivo como podríamos encontrar en juegos como Assassin’s Creed, ya que las calles de la ciudad no lo reflejan de tal manera al estar prácticamente vacías (sin contar la presencia de los guardias), justificándose con la implantación de una ley marcial.

La obra de Arkane Studios desde un principio me dejó desconcertado. Es cierto que yo esperaba algo más cercano al título de Ubisoft, pero nada más lejos. Dishonored se nos plantea mediante una serie de misiones (en las que tendremos que encargarnos de objetivos) que se van desarrollando en entornos cerrados, en los que es posible la exploración pero que no dan mucha más libertad. Por supuesto esto no empaña para nada la jugabilidad ni la historia, y ofrece la suficiente variedad y extensión para que no resulten “pasilleros”. De hecho la exploración será necesaria para poder completar objetivos secundarios y opcionales, así como encontrar runas, talismanes, comida, dinero, etc.

Si hay un juego que nos estará rondando por la cabeza mientras juguemos a este, ese es Bioschok con el que tiene un gran parecido, en especial en sus mecánicas. ¿Recuerdas los plásmidos? Funcionan de forma similar los poderes sobrenaturales de Corvo. ¿El sistema de armas de fuego y cuerpo a cuerpo? También es muy similar (si bien el cuerpo a cuerpo aquí es más completo y desafiante). Incluso la estética visual tiene cierta semejanza (incluso con el aun no publicado Infinite).

Por supuesto esto no tiene tampoco nada de malo, Bioshock fue un gran juego y Dishonored ha sabido coger las mejores cosas de este.  Por ejemplo el componente estratégico en los combates. Pretender ir a espadazo y disparo directo con nuestros enemigos es un error, y se nos dan las herramientas y poderes necesarios para hacerles frente si nos descubren, pero sobretodo para eliminarlos de forma sigilosa.

Y sin embargo es posible tomar un camino más pacífico y no asesinar todo el que se ponga por delante nuestra. El juego nos ofrece la posibilidad de tener métodos no letales en nuestros trabajos, incluso con los objetivos principales que tendríamos que asesinar. Siempre hay una solución no terminal que podremos buscar investigando los escenarios,  y por líneas generales es la forma más satisfactoria de llevarlos a cabo ya que tendremos que explorar y realizar tareas más elaboradas.

Es más el juego te premia por ello, pues cuantos más muertos en las calles, más ratas habrá y más empeora la Plaga y más infectados se cruzarán en nuestro camino (sí, aquí TAMBIÉN tenemos pseudo-zobies) y eso no lo podemos permitir.

Es aquí donde encontramos un punto fuerte para rejugar las misiones, viendo las distintas posibilidades que tendremos, y ver como afectan al mundo que nos rodea.

Una de las características más interesantes del título son los poderes. Ya sea para moverse ágilmente por los tejados de Dunwall o para afrontar los peligros de la ciudad, usar los poderes que el Forastero nos ofreció es una delicia. Por supuesto no los tendremos todos desde el principio y para poder obtenerlos o mejorarlos, habrá que buscar las runas grabadas en hueso que están repartidas por la ciudad. También podremos encontrar talismanes (también tallados en hueso, todo muy macabro vaya) que podremos llevar hasta un máximo de 6 y que nos servirán para potenciar ciertas características u ofrecer efectos beneficiosos.

Dunwall es una ciudad visualmente impactante, a pesar la degeneración progresiva que la Plaga y un gobierno opresivo están causando. El estilo steampunk de los ambientes y el diseño a medio camino entre el realismo y la caricatura de sus personajes dotan al juego de una belleza singular. Lástima que muchas veces se vea perjudicada por el pop-in clásico del Unreal Engine, o lo que es peor, cierto pixelado en las texturas que afean los escenarios. Otro aspecto negativo es la repetición de ciertos personajes figurativos, por lo que a veces te cruzaras con personajes que te sonaran de otros momentos del juego.

Por otro lado toda la acción que se sucederá a lo largo del juego es bestial y con ciertos tintes gore y macabros. Invocar un grupo de ratas y  ver como estas atacan y devoran ferozmente a tus enemigos no tiene precio. Eso sin contar todas las desmembraciones y decapitaciones que realizaremos (que están scripteadas, pero igualmente  molan).

Pocas quejas podemos tener del apartado sonoro. La música es una compañera perfecta para las imágenes, así como todo los FXs de sonido están muy logrados. En cuanto al doblaje español, es un trabajo más que correcto, aunque tampoco es muy destacable. Básicamente es muy similar al que podremos encontrar en otros títulos. Personalmente el único fallo que encuentro (y esto, repito, es a título peronal) es el hecho de que Corvo no tiene voz, supongo que en un intento de identificarnos más con el personaje, pero que solo consigue que se den situaciones algo extrañas.

Otros aspectos negativos que he visto al juego no son tan fáciles de ignorar son su duración y su originalidad. Aunque tranquilamente podremos dedicar de 15 a 20 horas (si nos dedicamos a investigar a fondo los escenarios) la forma en la que los hechos se suceden es tan abrupta que dan una sensación de urgencia y en algunos momentos pensaras “¿ya estoy llegando al final?”. Por poner un ejemplo, ya en la segunda misión tienes tu primer objetivo importante, algo que se podrían haber reservado para un poco más adelante.

En lo referido a la originalidad, sucede igual que con su duración. Sabes que pocas veces has visto un juego como este (tanto visualmente, como en su mecánica), pero no puedes quitarte la sensación de que esto lo has visto en otro lado (sobre todo en Bioshock).

Se que hasta este punto parece que no crea que Dishonored no sea un buen juego, pero no es así. Su factura es digna de la de un publisher como Bethesda, y hace sombra a muchos de los AAA que encontramos en mercado. Y pese a sus fallos y su duración es una experiencia que si te dejas, te atrapará y disfrutarás como pocos juegos consiguen. Puede que en la primera misión nos cueste un poco, pero una vez que nos crucemos con el Forastero y tengamos que buscar a nuestros enemigos, la cosa cambiará.

Es por eso que en un principio dije que me debatía entre el disfrute subjetivo del juego y la meticulosa objetividad que hace resaltar los errores del juego. Es una lástima que mi primera vez con Dishonored haya tenido que ser para realizar esta crítica, porque si no hubiese sido así (teniendo que fijarme tantos en los aspectos negativos como los positivos) seguramente habría disfrutada de un gran juego.

 

 

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