Todas las elecciones son momentos decisivos, pero las elecciones presidenciales de 1960 ocupan un lugar especial en la historia americana. Los años cincuenta habían sido un período de crecimiento económico imparable bajo el mandato del presidente Dwight Eisenhower y de su vicepresidente Richard Nixon. El origen humilde de Nixon le otorgaba un toque especial que gustaba a la América profunda y representaba el espíritu de los cincuenta. El senador John F. Kennedy era, en muchos aspectos, la antítesis de Nixon. Encantador, educado en Harvard y parte de una familia de larga tradición política. Kennedy desafió a los americanos a enfrentarse a las incertidumbres emergentes de la época no con una visión basada en el pasado, sino abrazando los nuevos desafíos del futuro.
En el juego de mesa 1960: Carrera hacia la Casa Blanca, el jugador toma el control de uno de estos dos formidables oponentes en su lucha por liderar Estados Unidos. Como candidatos, los jugadores deben lidiar con todos los grandes sucesos de la época, desde la Guerra Fría y los votantes impredecibles a los derechos civiles y la intolerancia religiosa. La contienda tiene lugar sobre el mapa de Estados Unidos tal y como era en 1960. Usando un sistema de juego dirigido por cartas, todos los eventos que tuvieron lugar durante la campaña están representados: el mal afeitado de Nixon, el apoyo tardío de Eisenhower o el retraso en el recuento de Cook County son sólo algunos de los muchos eventos específicos que te encontrarás en las cartas. Los famosos debates televisivos son también un elemento fundamental del juego.
Igual que en una campaña electoral, el reto es adaptar el plan de juego a medida que el enfrentamiento avanza y las condiciones cambian. Nunca hay suficientes recursos o tiempo para hacer todo lo que se necesita. Tendrá que tomar decisiones difíciles acerca de cómo invertir su esfuerzo. Su único objetivo es llegar a la Casa Blanca. Este rápido juego de estrategia para dos personas le reta a revivir uno de los duelos políticos más importantes del siglo veinte.
¿Recreará ud. la historia o la reescribirá?